ALFONSO COMENTA



Alfonso Comenta .
Jueves, Diciembre 14, 2006

A cabalgar con Domingo Arrieta

Admito que me atrae mucho la Historia de México, en primer lugar las anécdotas que narran hechos reales de su Revolución de inicios del siglo XX. Por eso me declaro ferviente admirador de los auténticos corridos que constituyen el género musical por excelencia de los convulsos años que atravesó México durante la primera mitad de la recién transcurrida centuria.
Siempre que se habla de la Revolución Mexicana se mencionan los nombres de Francisco “Pancho” Villa, Emiliano Zapata, Felipe Ángeles y otros más que escribieron importantes páginas. Es sabido que entre muchos de ellos hubo desavenencias, algo propio de todo proceso histórico, pero lo importante es que al final la Historia los une, les hace formar parte de un todo grandioso que, más allá de posibles errores, como es común que existan, vale lo que aportaron a la causa por la que se consagraron, y por la que muchos de ellos entregaron hasta la vida.
Los hombres, en su perspectiva histórica, han de ser vistos como las montañas: desde lejos. Únicamente así puede apreciárseles en toda su grandeza, más allá de los errores impuestos por su condición humana. Uno de esos grandes hombres fue el General Domingo Arrieta León, héroe revolucionario que llegó a ser el primer Gobernador Constitucional del Estado de Durango.
En lo humano fue un individuo excepcional, y no me equivoco al decir que haberle conocido hubiese sido la oportunidad de estar frente a un individuo pleno en convicciones, atrevido, elocuente y ¡muy enamorado! De esto último da fe lo dicho por Enrique Arrieta Silva, su vigésimo séptimo hijo, engendrado cuando su padre contaba más de noventa años y -¡que se sepa! – sin colaboración alguna, al decir del propio vástago. Fue el General Arrieta símbolo inigualable del macho mexicano, amigo cabal y valiente hasta la médula.
Conocí al Lic. Enrique Arrieta Silva en noviembre del 2005 gracias a mi amigo el Lic. Jesús Eusebio Aseff, productor de Señal España Canal 16. Ellos y un grupo de abogados, ex condiscípulos, se declaran profesos admiradores de aquellos protagonistas de la Revolución Mexicana que tuvieron a Durango y sus alrededores como escenario de batallas y anécdotas. Tanto se ha dicho y escrito sobre ellos, que muchos han llegado a convertirse en mitos populares a los que se cantan corridos, y de quienes han nacido incontables anécdotas.
"Mi padre fue un hombre cabal – me comentó Enrique. - No era de aquellos que se ganaron fama de violadores, él no era de aquella gente, pero eso sí: si una muchacha le prometía fugarse con él, ya no podía arrepentirse. Tenía que hacerlo, porque nadie ¡ni las mujeres!, deben faltar a su palabra".
El grupo del hijo de Domingo Arrieta, del cual forma parte Aseff, se denomina “División Durango”; ellos se proponen reencarnar las legendarias figuras de aquellos que una vez hicieron historia; se visten como ellos y cantan las canciones de un tiempo tan pretérito como imborrable que se mantiene vivo en sus corazones.
Con sombrero, carabina y la canana cargada de balas rodeando la chamarra de lienzo o de cuero, estar frente a los integrantes de “División Durango” es como vivir la historia de México. Confieso que sentí esa historia muy de cerca, gracias a mi reciente amistad con el Lic. Enrique Arrieta Silva, hijo del legendario General Domingo Arrieta León, de quien me ha dicho Aseff es el puro retrato físico de su padre.
Pude conocerlos a todos, y hasta nos tomamos varias fotos. No pude sustraerme al deseo de retratarme con sombrero, carabina y canana, y cada vez que me veo con semejante indumentaria me parece escuchar hasta las balas como silbaban por el aire a través del árido paisaje; pienso en las noches de amores y desvelos, emboscadas y combates que tanta sangre vertieron sobre un suelo generoso que entonces transitaba por un período difícil de su historia nacional.
Con frecuencia he pasado por el bulevar “Domingo Arrieta” construido en honor de tan ilustre revolucionario que llegara a ser el primer Gobernador Constitucional de Durango, y reconozco cuán dichoso soy de conocer a Enrique, su hijo, quien, sin dudas, al ser descendiente suyo es también parte de su propia historia, que es la historia de Durango y de todo México.
El General Arrieta y su gente, en la memoria evocadora de sus seguidores, cabalga nuevamente.

Posted by Alfredo Arrieta at 12:22 PM
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