LA BUENA LOCURA SE ESTA PERDIENDO

LA BUENA LOCURA SE ESTÁ PERDIENDO.


México D.F a 14 de febrero de 1986.

Sr Manuel Becerra Acosta.

Director general de UNOMASUNO.

Sr director:

Aquí en la ciudad de México, ocurren un infinito de cosas, el hombre como principal protagonista ha llegado a descontrolar la propia naturaleza, ha creado artefactos de toda índole, y pienso en uno ocasionalmente como el responsable indirecto de modificar conductas, como el hostigador subliminal para que compremos lo que no necesitamos. Este aparato, conunica, e incomunica, proporciona la imagen del mundo hasta la comodidad de nuestras recámaras. Si uno supone gozar de una salud hasta cierto punto aceptable, al toparse con dicho invento ( desde niños emepzamos con el tratamiento ), pierde uno la poca cordura, la inteligencia se deteriora por darnos este organismo de transistores, las ideas digeridas. Yo no puedo privarme sin ser psiquiatra, ni nada por el estilo de ver el comportamiento semi neurótico individual o colectivo que se desarrolla como una enfermedad maldita en los habitantes de la ciudad. Es cierto y hasta comprensible que tengamos locos bajitos, etc. Sin embargo, la buena locura se va perdiendo por la inmisericorde crisis usada en nuestro vocabulario, por los valores olvidados que nos trasmitieron nuestros abuelos, la buena locura, la del mundo ideal, se extravía en el olvido por el precio de los alimentos, ¿ cómo o de qué manera vamos a pensar limpio, sí nuestras cabezas y cerebros respiran aire viciado?. Estos medios, han obligado, a este tipo de locos adorables, a convertirse en locos locos.


Pero la televisión ha contribuído con su granito de arena a que la buena locura muera, desfigura las costumbres tradicionales de nuestra buena gente y saltan las imágenes atropelladamente para endilgarnos la neurosis antes señalada.
Por todo esto, quisiera mostar un tipo de actitud cotidiana semi neurótica, tal vez la mía, o la del prójimo inmediato :

Aquí a través del cristal de la televisión, se observan las caras inexpresivas de sus moradores.
Asomo a la ventana, pasan las mujeres por la leche; según lo expresaste en otro cuento.
Observo sus ojos en ese papel Kodak, llamado fotografía, tiene vida propia , los ojos.
Parece que miran a un punto infinito.
Ayer hace 24 horas, esos mismos ojos expresaron desconcierto, lloraron.
Ahora los buscas en el metro balderas, y ahí van, pegaditos a su cara, colocados en sus cuencas.
Ahora notas ternura en esos ojos roble.
Caminas con ella, y lleva prisa, siempre prisa, le entregas una hoja escrita con tinta proveniente de un bolígrafo.
Su boca se mueve, su mano busca el bolso, para darte un pequeño paquete con pistaches.
Te detienes, compras los diarios, mientras en la calle, por la calle, cada quién en sus pensamientos, dirigidos con sus dudas a sus lados originales.
Regresas, colocas el cuerpo sobre el sofá, descansas la vista en esas flores.
Volteas y el recibo de la luz te llama a conocerlo; quinientos pesos es el pago.
Suena el teléfono, contestas, es un desconocido que pregunta por Sergio.
Enciendes la tele, así la llamas con cariño, así el sueño va venciéndote, no lo dominas, duermes.
Escena tras escena va acompañándote, de pronto te ves por ese pedregal, con su cometa, con la guera de tus amores, con aquél perro.
Cambias y sueñas a Cuernavaca, pasan las horas y no lo adviertes, en televisa trasmiten la telenovela: un ciego deambula por las calles de cualquier colonia, tropieza camino abajo, banderitas de papel, rojo y lila penden, se mecen.
Después viene un viejo grotesco sin rasurar, y la camisa afuera, intenta violar a Talina, el cuarto se quita la penumbra con la lamparilla eléctrica.
La escena pasa, y anuncian leches vitaminadas, cocacolas y mil madres, utilizas el cambio de canal, para encontrarte con la voz de Romano, anuncian un cantante, toca la orquesta.
El Challenger explota; un alacrán al cielo.
Apagas automáticamente el aparato, se hace el silencio, afuera pasan vehículos automotores, son las seis treinta , cualquier día de febrero.

Asomas a la ventana, tus pies andan sin calcetines, piensas.

Buscas a Dios en cualesquier pared, no tienes ninguna figura religiosa.
Afuera el sol se va ocultando, la tristeza es inevitable.
Las luces penden de los postes, y nacen estas luces cuando la mano acciona ligths.
Recurres a la pijama, al baño nocturno, al rito del cepillado de dientes, a la cena acostumbrada , al pan tostado, a lo cotidiano de lo cotidiano.
En tu interior, suceden diez mil cosas, y no eres el único conflicto, preguntas por los demás, ¿ dónde están?, ¿ murieron como los pájaros ¡ por el humo de las chimeneas...


Material de archivo de Alfredo Arrieta Ortega.
México.

Gatodelperro2000@yahoo.com.mx
alfredoarrieta@terra.com.mx
Posted by Alfredo Arrieta at 6:02 PM

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