LA MADRE



LA MADRE


Rubén subió por las escaleras del Servicio médico, llegó como todas las tardes desde hace casi 20 años. A veces estaba a punto de tirar la toalla como se dice en el argot. Pero él ya estaba destinado tal vez por Dios a realizar los trabajos que nadie más quería hacer. Claro que lo hacía por dinero, porque más. Es que si tu lo vieras llegar por esas escaleras...

Abría su escritorio, revisaba unos papeles, los firmaba, a otros les ponía un sello violeta, y los daba por resueltos. Despúes, dándose un respiro, entraba a la sala , donde casi siempre lo esperaba Estela, Romana, Julia o quizá Lucía. Pero también podía encontrar a Pablo, a otro Rubén o a Romuldo. Esa tarde, como te dije estaba Estela . La vió de reojo y Estela estaba acostada, su mirada lucía lánguida , no mostraba signos de fatiga alguna. Boca arriba, su pelo sin peinar, y sus uñas sin ningún arreglo.

Rubén llegó hasta ella y le dijo en voz suave: Que pasa Estela, que bueno que estas aquí, como te has portado, mira esas uñas, caray, creo que necesitan un poco de arreglo. Rubén tomó una pequeña lima y frotó y frotó hasta darles unas formas redondeadas, después con un pincelito que metía en un frasco pintaba las uñas arregladas de Estela. ¿ Te gusta este color?, sí te molesta el rojo aquí tenemos otros tonos más suaves, creo que este te va mejor.

Estela se quedaba quieta, se dejaba querer. No te preocupes Estelita ahora vas a estar bien, mira tu pelo, y pasó un cepillo una y otra vez, hasta que le sacó brillo profundo. Mira, también te traje esta ropita, a ver Madre, levante el brazo, eso es.. Que guapa¡, aquí también necesitas arreglo, en este labio, muy bien, ahora unos aretes, estos me los entregaron allá afuera, me dijo una señorita que dijo ser tu hija, ¿ son de zafiro, verdad?. Estela no dibujaba emoción alguna, se dejaba querer. Oye Estela cuántas veces te casaste, mira que eres tremenda eh?.

Rubén salió un momento, se dirigió al baño de hombres, tomó un papel, se limpio las ,manos, y pensó que esa era la única forma de actuar con Estela y con todas las demás, si no me vuelvo loco se dijo para sus adentros .

Al entrar a la sala descubrió a Estelita sentada, ¿ que estás haciendo Estela?, eso esta muy mal, eres una señora malcriada, no agradeces nada, ni mis cuidadados, ni mis mimos, si te vuelves a salir del huacal pondré mi queja y ya verás ...
La volvió a recostar y Estela estaba fría, y como no si hace apenas un rato salió del refrigerador, que se encuentra en otra ala del del Servicio Médico Forense..

Original de Alfredo Arrieta Ortega.
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méxico.

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