LOS AÑOS PERDIDOS




LOS AÑOS PERDIDOS

Aquella mañana de otoño abrí la puerta de la casa.
Esa casa con piso de madera y ventanas talladas.
Mi casa estaba seria.
La tranquilidad inspiraba.
Y abrí la puerta de casa para traspasar lo frío, para olvidarme de momento de Black el gato, para sacarme de encima la sonrisa., la sonrisa vaga, dispuesta a sorprenderme.

Abrí la puerta y salí al otoño., mi cuerpo se cubría con un suéter lanudo, pelo de oveja, pantalones largos de pana americana.
El otoño llenó de hojarasca el bosque, cuánto insecto volátil, cuánto bicho rastrero, y sin embargo reposado sobre la hierba y con el sol apenitas alumbrándo, me dirigí a los recuerdos gratos.
Mi vida no transcurrió en este bosque callado; por eso estoy arrepentido.
Crecí en un barrio de cemento, varilla y enladrillado, entre automóviles metálicos, hules y poliéster, vidrios descomunales, monóxidos infernales.
Es por eso que mi niñez no se compone de muchos momentos, en las ciudades somos mutantes, aquí se dan cambios naturales.

Ahora me encuentro en esta soledad que no es tristeza, y sin extrañar el síntoma del neblumo, la aglomeración, la romería, el mensaje político, el robo financiero.
¿ Las ciudades anteriormente que eran?
¡ Eran pueblos¡
todo inició supongo cautelosamente, con unas ramas para protegerse del frío.
Después la inteligencia ociosa conjugó las ramas con piedras y lodo; nacieron las paredes.
Y como quién se escapa de la lluvia, ( todo fue campo ), nació mi techo;
En la primera oportunidad fue la bóveda celeste: su Can mayor, la constelación de Orión los signos zodiacales, el cosmos al alcance de la mano.

Más allá la adolescencia invitaba a conciliar con las mujeres, y por vocación humana, aprendí el juego “ amoroso a la sombra de la higuera”.
Mis manos expertas se volvieron, para colapsar el cuerpo, los muslos y la espalda de quién pudiera amar en su momento.
Así comencé el juego; aprendí canciones de jilguero, aprendí a querer la libertad, aprendí a conservar el pellejo, a luchar por la familia, el pueblo, la ciudad, el mundo.

Reposado sobre esa hierba vislumbre el tiempo verdadero:

Recuerdo como llegó a esa torre descomunal, ahí estaba frente a mis azules ojos, con calma y parsimonia, guardaba unos añejos papeles tristes.
Se pudo establecer lo informal; que lejos estaba de imaginarme los momentos que viviría con ella; momentos que nadie sabe, el amor se fue generalizando, primero una sonrisa, después miles de letras dirigidas, comimos muchas veces, hablámos de todo y todo.
Cien capítulos de ira nos provocamos; me sacó coraje; le saqué coraje.
Cuántas veces adherimos las bocas?, su saliva se mezclaba con la mía, cuantas veces usó el teléfono para escuchar mi voz?
Cuántas veces nos ocupamos para citarnos en cualquier lugar, cuántas veces ingerimos cubas libres y cervezas? Cuántas veces le expliqué te quiero?
Ella es parte indispensable en mi vida, a juzgar por el amor dispuesto y absoluto; una caricia un beso, la copulación temeraria.
Quiero suponer en esta ansia oportuna prolongar la especie con un hijo, fundamentar las ilusiones; el cariño.
Ah¡ puedo pedirle un abuso más a la vida?
Cuántas veces le dije en broma; la mitad de mi reino, y ella respondía segura: no, no, no, yo lo quiero todo.

Pasaron los años, han transcurrido, ahora tengo normalmente el vicio del cigarro, ya no tomo cocacola; el milagro industrial hasta acá no ha llegado.

En este manojo de recuerdos, la conocí en 28 años, y sus grandes ojos se magnificaron de mirarlo todo.
Su cara se arrugó con los años perdidos; a pesar del nutraderm recetado..
Tuvo dos hijos entre su amor y el mío, también tuvo seis nietos; de las hijas suyas.
Por mi parte no ejercí el milagro de envejecer poquito, segui comiendo un bocado; siempre fue su lucha,y si recurro a mi vestuario actualizado; vean mis trazas, suéter lanudo, pantalones de pana americana.

En esta realidad presente de desalmados años, “ el bosque ya no es el bosque , el río ya no es el río”, las ciudades han agonizado, pero lo bueno de este cuento fue cuando su amor ese “ célebre informal “” ha prosperado.

Ella me conoce a la perfección, pasamos las tardes pactando nuevos proyectos de vida, nuevas relaciones indiscriminadamente.
Así suelta su pregunta: Vamos a los mariscos?, ya para qué, querida mía...
Me casé con ella porque la amé desde el primer momento, desde el primer día; el papel civil es un pinche formulismo...




3 de abril de 1986.
9hrs, 2.pm.

Alfredo Arrieta Ortega.

México.

alfredoarrieta@terra.com.mx
gatodelperro2000@yahoo.com.mx

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