LA MUJER GATO



LA MUJER GATO



Hace tanto calor en el mundo que si tuviera usted un termómetro para intuir a ciencia cierta a cuantos grados se encuentra con toda seguridad lo haría. Pero son más de las tres de la mañana y se quedará con las ganas de saberlo. Empapado en sudor y adormilado decide acudir al baño a tirar 300 milílitros. Se saca el pito y coloca una mano sobre la pared, esto le recuerda la aventura de los perros que para mear tiene que poner su pata sobre la pared, es que dicen que esos lo hacen porque uno despistado no lo hizo y la pared se le vino encima.

Luego o posteriormente se vuelve a recostar y con la intención de volver a conciliar el sueño intenso, se coloca su almohada en la cabeza. Pasan los minutos y su cerebro recuerda la cara de un actor español que murió de cáncer allá por los ochenta. Trata de recordar su nombre y no lo logra. Pero si se acuerda de una escena en donde él es un marinero, muy fortachón, jalando una cuerda, y dando instrucciones a los demás grumetes , y al mismo tiempo le avienta un argumento de amor a la mamona de Silvia Pinal.

Son las tres treinta y ocho, esto lo sabe porque miró el reloj que titila y además es automático. Es entonces que cae de nuevo al camastro y en medio del sueño de la fatalidad usted descubre que a su lado se encuentra la mujer gato.


Ella no es lo que pudiéramos suponer, ni tampoco era Michelle Piaffer en su papel de gatúbela. No. Ella era una especie de Paquita la del Barrio, con sus lonjas gordas y sus bigotes en la cara. Tan salidos, tan afilados. Babeaba, y eso lo sabe porque en un impulso para verla de cerca, descubre como le sale la baba franca. Busca tocarla, y no siente repulsión al saber que su cuerpo está cubierto de pelo. Le mete la mano y se queda conforme al saber que la felina casi vaca lleva calzones blancos.

Busca la oportunidad de entrar a una casa que no se le hace familiar. En un escritorio se encuentra sentado José María Pino Suárez, el prócer de la patria. El lo mira, busca unos lentes oscuros que por momentos le impiden saber cuales son sus pensamientos.

Este baja un poco la vista y le pregunta si ya tiene en la mente el nombre del actor español que se murió de cáncer. Usted se siente como ignorante y para ver si acierta le dice que si se trata de Augusto Benedico. Pino Súarez mueve la cabeza para los lados y escribe como para darle puntuación.
Su cabeza le da vueltas y vueltas y el nombre no sale. No será Miguel Maciá?: No, ese tampoco. Es que se han muerto tantos y tantos que ya la lista de los nombres no la encuentro fresca. Así que don José María se levanta, mete la mano en su chaleco , saca un reloj y ve que son casi las cinco de la mañana. Luego sale a caminar..

La mujer gato acaba de despertar, se acerca a usted y le lame la cara. Luego insiste en que le cante su canción….

Asi que no tiene más remedio que ponerse a echar gorgoritos. Es posible que el vecino de abajo aguce su oído y la cara se le ponga de tantas interrogaciones que no sabrá ni que chingaos.

Se viste, se pone ese pantalón que tantas veces ha usado, luego una camisa de manga corta que le permiten exponer su músculos enormes. Se dirige a la cocina y la gata lo esta esperando. Busca un recipiente y le da su leche. La gata ávida se la toma. Luego se dirige a un lugar en dónde le pueda dar los rayos del sol. Luego se lame, luego se duerme.

Cuando la gata retoza vuelve a usted la cara del Actor: Jorge Mistral. ¿Ahora cómo encuentro a Don Pino y le digo que ya lo recordé?...

Original de Alfredo Arrieta
Para elpueblodetierra.
Nec spe, nec metu
27 de marzo de 2010.
Estados Unidos Mexicanos.

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